Y es inevitable para mí comentar sobre esta película que todos quieren leer, cuyo libro todos quieren ver. Hoy la fui a ver, y no es tan mala como dice la crítica, considerando claro que yo no leí el libro. La verdad no sé por qué la iglesia católica se molesta con la exhibición de este filme, es (hasta donde llega el sentido común) pura ficción, una historia realmente fascinante e ingeniosa, pero ficción al fin y al cabo. No sé por qué los curas creen que sus esclav... digo, sus seguidores tendrían una crisis de fe si ven la película, cuyo caso se repitión con otros títulos sobre la Biblia y que no se dio con películas de la era del tecnicolor. Creo que su temor es que empiecen a pensar por sí mismos, y una vez que acontezca eso, a que elijan por sí mismos la fe o creencias que quieren seguir.
Afirman que los hechos planteados en la obra no reflejan la realidad del clero católico actual, y simplemente la rechazan por sediciosa y hereje (¿vuelta a la edad media?). Por supuesto, el Vaticano tiene otros asuntos por que preocuparse diferentes a una conspiración de 2000 años, como vender parcelas en el cielo y condenar al fuego del infierno a la gente que se declara libre de su venenosa influencia.
Sin embargo, aunque las sociedades secretas sean sólo un mito y la trama de una novela de ficción, eso no exculpa a la iglesia por todas las atrocidades cometidas en nombre de una malentendida "fe". Cacería de brujas, pederastia, corrupción, abuso de poder, inquisición, terrorismo psicológico, falsedad histórica; todos estos crímenes, como todos sabemos, no se quedaron en la edad media, sino que son noticias cotidianas del siglo XXI. No digo que todos los curas estén involucrados, pero es cuestión de imaginarse a un cura de campo, con verdaderos votos de pobreza y voluntad cristiana, y un obispo viviendo en los lujos del Vaticano (de acuerdo a un informe de CNN, los trajes púrpura del clero superior de esa ciudad estado cuestan alrededor de 1,5 millones de pesos por tenida). Por eso, para mí, la iglesia católica jamás será una blanca paloma.
Nuevamemte agradezco a Dios por no estar bajo la influencia maligna de la religión actual y dejarme disfrutar del arte humano sin presentar prejuicios del medioevo.