Hace algunos años pensaba que Chile tenía la peor ubicación geográfica en el mundo. Hoy, al contemplar los acontecimientos al otro lado del planeta, me siento afortunado de vivir en este lado del vecindario. Quizás para la gran mayoría de nosotros la guerra en medio oriente no sea más que un programa más en la televisión, algo que bordea los límites de la ficción. Pero luego contemplamos el rescate de medio centenar de chilenos en las noticias, y reflexionamos sobre la gravedad de la situación que están atravesando estas personas.
Damos por sentado que todos los días compraremos pan, que podremos hablar con nuestra familia y que veremos nuestro programa favorito por las noches. De pronto imagino un escenario bélico aquí mismo, justo frente a nosotros: casas destruidas, cadáveres tirados en medio de los escombros, la imposibilidad de contactarse con los seres queridos al otro lado de la ciudad, y el desabastecimiento total. Es terrible, es desgarrador sólo pensar que algo así pudiese ocurrir aquí, pero está pasando al otro lado del mundo, y afecta a miles de personas como ustedes o como yo, que tenían una vida pacífica y tranquila.
De verdad no entiendo cómo pueden existir hombres y mujeres cuya motivación vital sea al odio hacia su prójimo sólo porque no comparte sus ideas, su mal llamada "religión", porque no es capaz de compartir los recursos que necesitan todos. No entiendo cómo alguien puede literalmente desperdiciar su vida y valiosos recursos en hacer la guerra, en hacer el mal en nombre de ideales y dioses no compartidos por todos.
Y lo peor de todo, no entiendo a la gente que elige a sus gobernantes, a sus autoridades, conociendo su perfil belicoso. Ellos y sus ingenuos seguidores merecen el repudio masivo y colectivo de aquellos que sí tenemos la madurez para vivir en armonía, tolerancia y respeto. Tengo la esperanza de que pronto se acabará esta generación retrógrada y al fin, nuestra generación siente las bases de un mundo mejor.
Hoy me levanto muy en alto, y exclamo en nombre de toda la gente honesta, tranquila y pacífica: ¡EXIJO MI DERECHO A LA PAZ, AHORA!