martes, 27 de marzo de 2007

Ascenso y descenso de la nube 9

Es un tanto raro ver algunos fotologs de hombres y mujeres que han dedicado su espacio a la relación de pareja que tienen. No porque sea algo anormal, es lógico que quieran expresar lo felices que se sienten con el ser amado. Me parece raro porque no temen caerse de la nube 9.

Nube 9 o cloud nine, una expresión anglosajona que significa un estado ideal de felicidad, usualmente asociada al amor romántico, o simplemente "estar en las nubes".

Qué pasa entonces cuando surge un quiebre y todo simplemente se desmorona, y lo que creías que era ya no existe. Qué pasa con esos melosos blogs y fotologs de nombres hilarantes como "monitaymonito", "anlgelitoydiablita", etc., cuando todo se acaba. ¿Se borrarán todos esos sitios, o quedan cual tatuaje informático indeleble, con vacante para una nueva pareja de tortolitos?

El proceso es siempre el mismo para todos. Uno sube de a poco, como si se ascendiera por medio de una escala o escalera, sólo que esta acción no genera agotamiento. Por el contrario, cada escaño es un paso más cerca de la tan anhelada condición de felicidad. Finalmente se alcanza el objetivo, y uno se queda allí, muy arriba en lo alto; los problemas cotidianos se ven tan pequeños allá abajo, como si no existieran.

Pero como todos sabemos, el aire en las alturas es muy delgado, la concentración de oxígeno es baja, lo cual nos deja en un estado de "borrachera" placentera que nos hace olvidar el resto de nuestros asuntos. Tanto nos aturde que no nos damos cuenta cuando la nube se disuelve bajo nuestros pies y viene la caída... Mientras más alto hayamos estado en nuestra nube, mayor será el tiempo del brusco descenso y peor será el golpe contra el suelo.

Uff, qué dolor. Para peor son nuestros propios problemas domésticos quienes nos recogen del suelo, pidiendo nuestra inmediata atención. Muy en lo alto quedó nuestra nube, con un orificio con la forma de nuestra silueta corporal. Todo duele... pero haber estado allá tan arriba quizás haya valido la pena... o quizás no.

¿Qué hacer entonces para la próxima vez? Uno podría quedarse en tierra firme y evitar ese porrazo contra el suelo definitivamente. Tal vez contentarse con sólo la mitad del viaje hacia arriba, quedarse en la escala un rato y bajar con mucho cuidado. O quizá subir de plano con un gran paracaídas, el cual no sirva de mucho si uno no se encuentra en sus facultades mentales sino hasta después de estrellarse en el piso. Un tanque de oxígeno podría ser la solución para mantener nuestra mente conciente todo el tiempo, pero no habría la sensación casi narcótica de estar allá arriba. Un ascensor tal vez, pero la nubes jamás se quedan quietas y nos podría tocar la mala suerte de subir a la nube equivocada.

No queda más que correr el riesgo o simplemente quedarse con los pies en la tierra...

Ahora, ¿qué pasa cuando UNO es la nube de alguien más? Creo que eso es tema para otro posteo.

sábado, 17 de marzo de 2007

La evolución de la ciudad


Valparaíso está cambiando, es un hecho innegable. Los viejos edificios de adobe se derrumban para dar paso a la modernidad. Los lotes baldíos son un bien escaso y precioso dentro de la urbe. Todos quieren vivir cerca de todo, ya que el único atractivo de los suburbios es la tranquilidad relativa que existe en su entorno, aunque el automóvil es de uso casi obligatorio.

No estoy de acuerdo en que el municipio apruebe proyectos inmobiliarios que taparán la vista de muchos hogares pequeños ya consolidados en plan y cerros. Tristemente en ocasiones la única plusvalía de estas casas es precisamente su vista panorámica hacia el Océano Pacífico. Tampoco es agradable a la vista ver como se levantan verdaderas "cajas" con ventanas y balcones, fruto de la poca creatividad y mediocre visión artística de algún arquitecto de tendencia post-modernista. Dichas construcciones constrastan de sobremanera la bella (y un tanto descuidada) arquitectura patrimonial.

Otro punto que me preocupa es la transformación de antiguas y hermosas casonas en lofts: viviendas generalmente de un solo ambiente, para personas solteras dispuestas a pagar un precio sobrevalorado tan sólo para vivir en el barrio de moda.

Por otro lado tenemos a los porteños "fundamentalistas", es decir, aquellos que no desean cambios de ningún tipo con tal de mantener la esencia de nuestro puerto. Por ellos se conservarían las panderetas de lo que alguna vez fuera un edificio residencial o comercial, sin importar el pecado estético contra un desmejorado entorno.

Yo creo que lo saludable, lo inteligente y lo práctico sería tomar lo mejor de ambas perspectivas y aplicarlas como políticas urbanas a nuestra ciudad. No es sano levantar grandes multitiendas y megamercados que, en la práctica, reclutan a la gente que ha perdido sus empleos en el comercio tradicional por culpa de la competencia avallasadora de estas entidades.

No es sano mantener lotes baldíos ni ruinas a medio demoler a excusa de la "conservación patrimonial". Nadie se beneficia de estas situaciones. Por el contrario, espantan al turista y lo animan a visitar, pernoctar y (lo más importante) gastar en Viña del Mar.

No es sano construir cubos residenciales en lo que fuera un bello barrio estilo victoriano. No es sano taparle la vista a la abuelita María y quitarle el sol que calentaba sus años dorados y secaba su ropa sin gastar un solo Watt.

Me da mucha lástima ver cómo el gran potencial de la urbe que me vio nacer sea desperdiciado únicamente porque las decisiones las toman personas sin un juicio racional, interesadas en seguir contentando a la gente con onces gratuitas en juntas de vecinos y centros de madres partidarios a la autoridad de turno.

PD: Se viene mi candidatura como edil, jejejeje ^_^

sábado, 3 de marzo de 2007

Cotilleos (o El posteo de las citas citables)

Cotilleo, sinónimo de chisme, castellano de "cahuín". Acción repudiada por algunos y venerada como un verdadero dios por otros, que inevitablemente nos toca experimentar de uno o del otro lado del fuego cruzado más de alguna vez en la vida.

Hoy me encontré en el supermercado con una de mis colegas, a quien tengo en muy buena consideración por ser una excelente persona y una mejor profesional. Después de un resumen de nuestras actividades actuales me comentó (y aquí empieza la razón de este posteo) que el año pasado se había dejado caer en la Universidad donde me solían explotar... perdón, donde solía trabajar. Cuando entró en la oficina de la Carrera lo primero que exclamó fue "¡Danie...!", asumiendo que me encontraría allí, cual monumento histórico, pero solamente se encontraba mi antigua jefa.

Sin saber los detalles de mi partida, mi colega preguntó por mi paradero, desencadenando lo que podría ser una incómoda situación. Sin embargo, por lo que me contó, para mi ex jefa fue más bien un medio de catársis: "No sé de él, prácticamente me abandonó, no pienso tener más ayudantes hombres, son unos infieles, los hombres son unos infieles en el amor y en el trabajo".

Plop... No me debería extrañar de cualquier modo. Un conflicto tiene dos versiones, dependiendo de qué lado se encuentre uno. El malo, el perverso, el maligno, el equivocado siempre será el otro y uno será siempre la víctima, el bueno y el que tiene la razón. Por cierto, desde mi punto de vista, la mujer no debe ni está capacitada para ser una buena jefe o líder... simplemente se dejará llevar por las hormonas, cayendo en la tozudez (queriendo emular el modelo masculino) por muy evidentemente equivocadas que sean sus decisiones; y ojalá no me toquen más nunca "jefas", y no es que lo diga yo, mis propias cercanas me cuentan que (y cito) "sus jefas son unas perras".

Además, un buen ejemplo que me dio mi propia amiga de labores fue que estaba haciendo la "santa yapa" para mi antiguo empleo, es decir, lleve el doble de trabajo y pague sólo la mitad. Como dijo una de las propias profesoras de allá: "Nadie trabaja por bolitas de dulce".

No obstante todo, creo que más bien me queda resignarme a nuestra triste realidad social, y quiero citar a alguien muy cercana a mí quien me posteó hace algún tiempo también con respecto a este mismo tema: "Viejas mal cul*as hay en todas partes y siempre las habrá".