Hace un poco más de 10 años, en mi último año de enseñanza media, mi padre me obsequió mi primer computador personal, la maravilla de aquella época: Pentium II con 5 gigas de disco duro y Windows95. Una máquina que me acompañó durante 3 años, antes de volverse obsoleta, lenta y pesada.
A medida que iba reemplazando piezas de hardware para tratar de seguirle el paso a la tecnología también iba aprendiendo cada vez más de los diversos tipos de software que existían. Por supuesto, al principio todo era juegos y trastabilleos con el sistema operativo vigente. Pero la curiosidad humana es mayor y nos impulsa a aprender más y más.
A medida que iba reemplazando piezas de hardware para tratar de seguirle el paso a la tecnología también iba aprendiendo cada vez más de los diversos tipos de software que existían. Por supuesto, al principio todo era juegos y trastabilleos con el sistema operativo vigente. Pero la curiosidad humana es mayor y nos impulsa a aprender más y más.
Cuando me hablaban de software lo primero que pensaba era en el disco de instalación, un CD físico que colocaría todos los archivos necesarios en el disco duro para ejecutar el programa, fuera de juegos, ofimática, enciclopedias, etc. Si bien esto representa una gran funcionalidad, también tenía consigo ciertas desventajas; por ejemplo, el CD tenía que estar permanentemente dentro del lector de discos, de modo que no se podía ejecutar dos programas similares al mismo tiempo. Si por alguna acción el computador quedaba a merced de cambios en voltaje o virus, toda mi información eventualmente se perdería a menos que estuviese respaldada en diskettes (aún no existían los pendrives, o su precio/capacidad no eran muy convenientes).
El problema es que no siempre un diskette tenía la capacidad suficiente como para almacenar un archivo único, y así surgía el engorroso problema de tener que "partirlo" con otros programas para poder acarrearlo en nuestra abultada caja de diskettes.
Los problemas anteriores quedaron resueltos gracias a dos avances tecnológicos. En primer lugar, la creación y masificación de dispositivos de almacenamiento externo, o pendrives, pequeños artefactos que se conectan a un puerto USB y que nos permiten transportar información de un computador. En segundo lugar, el surgimiento exponencial del software online.
El software online corresponde a todos los programas que se pueden ejecutar y controlar por medio de un navegador web desde cualquier computador.
Por ejemplo, tenemos dos programas para leer y administrar correo electrónico. Uno puede ser el conocido Outlook, que si bien es muy rápido y amigable, presenta la desventaja de que sólo se pueden leer los correo electrónicos en el computador donde esté instalado y apropiadamente configurado. Si dicho equipo llegara a ser robado uno simplemente perderá toda la información y correspondencia que haya quedado almacenada en el mismo.
Por otro lado tenemos el cliente de correo online de Gmail (o Yahoo!, Hotmail, etc.), que nos permite revisar y gestionar el correo electrónico desde cualquier computador del mundo, con la condición de que esté conectado a Internet. Google además agregó otras aplicaciones útiles como documentos de texto, hojas de cálculo y presentaciones que se gestionan por medio de cualquier navegador web.
La gran ventaja de esta alternativa es que la información se encuentra disponible en cualquier lugar y momento. Por cierto, una de las funciones de estas aplicaciones o software online es se puede guardar esa información como un archivo común y corriente de Microsoft Office u OpenOffice, si así se necesita.
El software online no solamente está disponible para la informática personal, también existe una serie de productos especialmente enfocados para las empresas, que con una frecuencia casi alarmante prefieren utilizar soluciones que no son las más adecuadas a nivel organizacional. Una base de datos de los principales clientes de una compañía no deben almacenarse en una hoja excel, por ejemplo. Existe software especializado, como el CRM o Costumer Relationship Manager.
Una de las empresas chilenas que desarrolla este tipo de software corporativo es Newsoft Systems, con casa matriz en Viña del Mar y asociados en India, Sudáfrica e Inglaterra. La compañía apuesta por innovadoras y prácticas soluciones para la gestión y control de clientes, proyectos e intranet corporativa. Pueden echarle un vistazo y probar sus productos en este vínculo.
La tendencia actual claramente apunta al uso optimizado de la web 2.0, no sólo en el plano de las comunicaciones personales, sino además en la educación y lo laboral y empresarial. El software para instalar tiene sus ventajas y desventajas, al igual que el software online. Todo depende del método de trabajo que utilice cada uno, y al que esté más acostumbrado.
Yo uso una mezcla de los dos, dependiendo de lo que necesite en el momento. En la oficina tenemos como regla general manejar toda la información importante en línea y mantenerla allí, puesto que frente a la eventual pérdida de hardware por robos o siniestros nuestros datos confidenciales permanecen a salvo y disponibles en cualquier momento. Más aún, no dependemos de un computador específico, sino que podemos acceder a nuestra oficina virtual desde cualquier computador, cuyo único requisito es que tenga conexión a Internet y un navegador web como Mozilla Firefox, Opera, Internet Explorer, Safari, etc.