Durante el transcurso del último tiempo hemos visto juicios disparatados contra personas naturales que descargan un álbum de música o una película y que son finalmente demandadas por las industrias discográficas, cinematográficas o las asociaciones de derecho de autor. Juicios que prácticamente convierten en esclavos a los juzgados, quienes se ven obligados a pagar millonarias sumas de dinero (que superan evidentemente el valor de un producto específico) durante toda su vida, más la condena tras las rejas.
Estos mismos juicios actúan como propaganda del terror para quienes tenemos conexión a Internet, exhortándonos a utilizarlo sólo para navegar contenidos y comprar como si fuera el centro comercial supremo del planeta. Mensajes como "si compartes o descargas un juego, una película o un álbum de música que no hayas comprado por medio de nuestro comercio establecido irás a la cárcel y pagarás con tu libertad financiera" vienen incluidos en la multimedia original y son el pan agrio de cada día en los medios de prensa, sobretodo en los digitales.
Y ahora se suman las sociedades de derecho de autor, en especial los músicos, quienes señalan que descargar o compartir la música que producen les hace un daño monetario directo y se sienten robados, para lo cual exigen un "impuesto especial" a los proveedores de Internet y los medios físicos de copia a manera de compensación por los ingresos que dejan de percibir. Fue el caso de la SGAE en España, y casi lo fue hace un par de años cuando la entonces ministra de cultura, Paulina Urrutia, desarrolló en secreto con la Sociedad Chilena de Derecho un acuerdo que favorecía exclusivamente a las sociedades de derecho de autor en absoluto perjuicio de los consumidores. Por supuesto, dicho acuerdo quedó expuesto y la ley que se pretendía aprobar (con la venia de la entonces Presidenta de Chile Michelle Bachelet) simplemente quedó en nada. De más está decir que dichas acciones y omisiones despiertan en mí primitivos instintos "pituficidas" absolutamente justificados, y ciertamente otra decepción provocada por "arreglines" y "compadrazgos" entre quienes ostentan el poder político y sus partidarios "artistas".
Pues bien, puedo afirmar con toda propiedad que descargar contenidos desde Internet sin pagarlos directamente es absolutamente MORAL y CORRECTO para usted si tiene contratado un plan de TV Cable e Internet. ¿Por qué? Veamos.
Son las 7 de la mañana y usted enciende su televisor con la esperanza de encontrar un video musical para despertar con ánimo y energía. ¿Qué encuentra? La última novedad en máquinas de ejercicio para bajar de peso. Usted sólo tiene que ponerse una banda elástica en la muñeca, presionar el botón de encendido y mágicamente podrá perder de 40 a 50 kilos en una semana ¡ES INCREÍBLE! Pero llame ahora porque la oferta es por poco tiempo y las operadoras lo están esperando. Después de un hipnotizante segmento infomercial de media hora comienza otro sobre las bondades de la baba de caracol y sus beneficios contra el cáncer, la fiebre tifoidea y el mal aliento. Una vez que termina piensas "acabo de perder una hora viendo un ridículo comercial". ¿Qué aprendió de utilidad? Nada.
Llegas a casa y quieres ver un video musical, quizás esta vez no haya infomerciales. De pronto enciendes el canal y ves que está pasando la terrible y agitada niña de una pobre niña rica y sus trascendentales e importantísimos problemas como que no le gusta el color de su nuevo Porsche o que no puede encontrar vestido de diseñador para la fiesta de esta noche. Cambias de canal y sólo ves un desfile de repetidisímas series que has visto incluso en televisión abierta, y si encuentras algo distinto será un infomercial sobre un saca jugos que puede exprimir néctar incluso de las rocas de tu jardín (LLAME YA).
De pronto recuerdas que hace una semana viste un canal donde daban dibujos animados clásicos todo el día a toda hora, como Don Gato y su Pandilla, el Halcón Azul, Harvey Birdman, Tiro Loco McGraw, entre otros. Lo sintonizas y descubres que aunque el canal tiene el mismo nombre ahora sólo pasan series sobre adolescentes y los problemas que enfrentan mientras atraviesan sus primeras menstruaciones y eyaculaciones nocturnas.
A estas alturas ya quieres tirar el televisor por la ventana hasta que de repente tienes una epifanía y recuerdas haber visto que iban a dar una excelente película en un canal X a una hora X. Ves el reloj y de tas cuenta que está a punto de comenzar. Cambias el canal y la película no ha empezado. Esperas cinco, diez, quince minutos y nada. Piensas que te equivocaste de día y tratas de olvidar el mal rato haciendo cualquier cosa. Ya es hora de acostarte y dormir porque mañana toca trabajar y qué ves: la película está comenzando a la hora que te vas a dormir porque el horario estelar de México está atrasado dos horas con respecto al horario estelar de Chile. Ni siquiera puedes conciliar el sueño de la frustración.
Decides que la TV por cable es tan mala que prefieres ver videos en YouTube. Y precisamente los clips que buscas han sido eliminados "debido a infracciones de copyright". Y qué persona inteligente querrá ver videoblogs de perdedores quejándose de su miserable vida porque no encontraron frutillas orgánicas en el supermercado o por los sempiternos regaños de sus progenitores. Si hasta los videos de caídas que pretenden ser graciosos son tan pobres y de mala calidad debido a que los filman con un celular.
Pero la peor parte es cuando te das cuenta de que estás pagando mes a mes una cuenta por un servicio decepcionante. Peor aún, ¡estás pagando por ver infomerciales y contenidos que no te gustan y que no estás consumiendo! ¿Quién en su sano juicio pagaría por ver publicidad? NADIE.
De modo que los $20.000 o más que estás pagando deben ser compensados de alguna manera. Estás perdiendo contenidos que estás pagando, estás perdiendo plata. Si vas a tu fono-cable-internet-operador te responderá que para ver contenidos "on demand" debes contratar el servicio "golden-premium-platinum-maximum-vip" que cuesta el triple, junto con desembolsar morlacos adicionales por el aparatito especial con más botones que el trablero de comando del transbordador espacial y con más abreviaturas crípticas que mensaje de texto pokemón.
¿La justa solución? Usar lo que estás pagando legalmente con firma, contrato y cheque mensual para obtener lo que precisamente las operadoras te están negando: contenidos de calidad y de tu gusto. ¿Dónde? En algo que también estás pagando: Internet. Es práctico, es ecológico y ahorra tener que verle la cara a un inútil de tu ISP o tener que conversar con una estúpida de (in)atención al cliente. Y como usuario y consumidor, quedas totalmente satisfecho por lo que estás pagando.
Y aquí es donde saltan los miembros de la SCD como Quique Neira, Maquiza, el Tito Fernández, Cecilia Echeñique, entre otros "luceros" de la canción chilena. Que los perjudicamos descargando música sin pagar, que por eso los artistas se mueren de hambre, que por eso no hay cultura en nuestro país, entre un montón de ladridos con fundamentos falaces. Y culpan del fracaso de su carrera artística a la piratería, demonizando las tecnologías de la información como Internet mismo y los medios de almacenamiento digitales, proponiendo (o mejor dicho tratando de imponer) un impuesto a estos a modo de compensación.
Noticia de última hora, Quique Neira y compañía, yo NO consumo tu horrible música, literatura o cine que provenga de tu drogadicto cerebro o el de tus secuaces. Y la gran mayoría de la ciudadanía tampoco lo consume, es cosa de escuchar qué es lo que suena en las radios. Todo lo que yo consumo de cultura proviene por encima del Trópico de Cáncer (espero que hayas retenido algo de geografía en tu marihuaneado cráneo), de modo que no eres precisamente tú ni tus camaradas de la SCD los que deberían recibir esa supuesta compensación.
¿De quién es la culpa de que no tengas dinero para comprar cannabis ni ron? TUYA. Si quieres dinero pártete el culo sacando nuevos discos y tocando en giras, porque los contribuyentes que SÍ trabajamos no estamos dispuestos a que seas una lamprea de la sociedad, ni pagaremos un seguro vitalicio para el beneficio de tu dealer ni de tu botillería local.
Si me gusta un juego lo voy a descargar para probarlo. Si me pierdo una película en el cine la veré online. Si me dedican un tema (<3) lo voy a descargar, y no tengo por qué ir a la disquería y comprar el disco completo. Y si algún contenido me gusta de seguro lo compraré en su formato original para tener soporte completo y derechos sobre el producto que acabo de comprar. Si compro un disco lo primero que haré será respaldarlo en MP3 para escucharlo en mi reproductor y compartir las canciones con quien se me dé la regalada gana, mal que mal yo lo compré, es mío y puedo hacer lo que yo quiera (siempre que NO venda esos mp3, películas, juegos o cualquier contenido, ahí ya sería pirata).
Aquí en casa pagamos cerca de $40.000 por un servicio que deja mucho que desear, y que la misma compañía espera que no aprovechemos al máximo. Pues bien, si quieren seguir cobrándome por ver infomerciales y contenidos mediocres, entonces yo aprovecharé el anexo de su servicio de comunicaciones que es Internet, y sí que lo aprovecharé, y tú que estás en una situación similar también deberías aprovecharlo, estás en todo tu derecho, ¡estás pagando mes a mes por VER COMERCIALES! Y eso, estimad@ lector@ simplemente no tiene nombre.
Ahora si no tienes TV cable contratado, cagaste =P
Estos mismos juicios actúan como propaganda del terror para quienes tenemos conexión a Internet, exhortándonos a utilizarlo sólo para navegar contenidos y comprar como si fuera el centro comercial supremo del planeta. Mensajes como "si compartes o descargas un juego, una película o un álbum de música que no hayas comprado por medio de nuestro comercio establecido irás a la cárcel y pagarás con tu libertad financiera" vienen incluidos en la multimedia original y son el pan agrio de cada día en los medios de prensa, sobretodo en los digitales.
Y ahora se suman las sociedades de derecho de autor, en especial los músicos, quienes señalan que descargar o compartir la música que producen les hace un daño monetario directo y se sienten robados, para lo cual exigen un "impuesto especial" a los proveedores de Internet y los medios físicos de copia a manera de compensación por los ingresos que dejan de percibir. Fue el caso de la SGAE en España, y casi lo fue hace un par de años cuando la entonces ministra de cultura, Paulina Urrutia, desarrolló en secreto con la Sociedad Chilena de Derecho un acuerdo que favorecía exclusivamente a las sociedades de derecho de autor en absoluto perjuicio de los consumidores. Por supuesto, dicho acuerdo quedó expuesto y la ley que se pretendía aprobar (con la venia de la entonces Presidenta de Chile Michelle Bachelet) simplemente quedó en nada. De más está decir que dichas acciones y omisiones despiertan en mí primitivos instintos "pituficidas" absolutamente justificados, y ciertamente otra decepción provocada por "arreglines" y "compadrazgos" entre quienes ostentan el poder político y sus partidarios "artistas".
Pues bien, puedo afirmar con toda propiedad que descargar contenidos desde Internet sin pagarlos directamente es absolutamente MORAL y CORRECTO para usted si tiene contratado un plan de TV Cable e Internet. ¿Por qué? Veamos.
Son las 7 de la mañana y usted enciende su televisor con la esperanza de encontrar un video musical para despertar con ánimo y energía. ¿Qué encuentra? La última novedad en máquinas de ejercicio para bajar de peso. Usted sólo tiene que ponerse una banda elástica en la muñeca, presionar el botón de encendido y mágicamente podrá perder de 40 a 50 kilos en una semana ¡ES INCREÍBLE! Pero llame ahora porque la oferta es por poco tiempo y las operadoras lo están esperando. Después de un hipnotizante segmento infomercial de media hora comienza otro sobre las bondades de la baba de caracol y sus beneficios contra el cáncer, la fiebre tifoidea y el mal aliento. Una vez que termina piensas "acabo de perder una hora viendo un ridículo comercial". ¿Qué aprendió de utilidad? Nada.
Llegas a casa y quieres ver un video musical, quizás esta vez no haya infomerciales. De pronto enciendes el canal y ves que está pasando la terrible y agitada niña de una pobre niña rica y sus trascendentales e importantísimos problemas como que no le gusta el color de su nuevo Porsche o que no puede encontrar vestido de diseñador para la fiesta de esta noche. Cambias de canal y sólo ves un desfile de repetidisímas series que has visto incluso en televisión abierta, y si encuentras algo distinto será un infomercial sobre un saca jugos que puede exprimir néctar incluso de las rocas de tu jardín (LLAME YA).
De pronto recuerdas que hace una semana viste un canal donde daban dibujos animados clásicos todo el día a toda hora, como Don Gato y su Pandilla, el Halcón Azul, Harvey Birdman, Tiro Loco McGraw, entre otros. Lo sintonizas y descubres que aunque el canal tiene el mismo nombre ahora sólo pasan series sobre adolescentes y los problemas que enfrentan mientras atraviesan sus primeras menstruaciones y eyaculaciones nocturnas.
A estas alturas ya quieres tirar el televisor por la ventana hasta que de repente tienes una epifanía y recuerdas haber visto que iban a dar una excelente película en un canal X a una hora X. Ves el reloj y de tas cuenta que está a punto de comenzar. Cambias el canal y la película no ha empezado. Esperas cinco, diez, quince minutos y nada. Piensas que te equivocaste de día y tratas de olvidar el mal rato haciendo cualquier cosa. Ya es hora de acostarte y dormir porque mañana toca trabajar y qué ves: la película está comenzando a la hora que te vas a dormir porque el horario estelar de México está atrasado dos horas con respecto al horario estelar de Chile. Ni siquiera puedes conciliar el sueño de la frustración.
Decides que la TV por cable es tan mala que prefieres ver videos en YouTube. Y precisamente los clips que buscas han sido eliminados "debido a infracciones de copyright". Y qué persona inteligente querrá ver videoblogs de perdedores quejándose de su miserable vida porque no encontraron frutillas orgánicas en el supermercado o por los sempiternos regaños de sus progenitores. Si hasta los videos de caídas que pretenden ser graciosos son tan pobres y de mala calidad debido a que los filman con un celular.
Pero la peor parte es cuando te das cuenta de que estás pagando mes a mes una cuenta por un servicio decepcionante. Peor aún, ¡estás pagando por ver infomerciales y contenidos que no te gustan y que no estás consumiendo! ¿Quién en su sano juicio pagaría por ver publicidad? NADIE.
De modo que los $20.000 o más que estás pagando deben ser compensados de alguna manera. Estás perdiendo contenidos que estás pagando, estás perdiendo plata. Si vas a tu fono-cable-internet-operador te responderá que para ver contenidos "on demand" debes contratar el servicio "golden-premium-platinum-maximum-vip" que cuesta el triple, junto con desembolsar morlacos adicionales por el aparatito especial con más botones que el trablero de comando del transbordador espacial y con más abreviaturas crípticas que mensaje de texto pokemón.
¿La justa solución? Usar lo que estás pagando legalmente con firma, contrato y cheque mensual para obtener lo que precisamente las operadoras te están negando: contenidos de calidad y de tu gusto. ¿Dónde? En algo que también estás pagando: Internet. Es práctico, es ecológico y ahorra tener que verle la cara a un inútil de tu ISP o tener que conversar con una estúpida de (in)atención al cliente. Y como usuario y consumidor, quedas totalmente satisfecho por lo que estás pagando.
Y aquí es donde saltan los miembros de la SCD como Quique Neira, Maquiza, el Tito Fernández, Cecilia Echeñique, entre otros "luceros" de la canción chilena. Que los perjudicamos descargando música sin pagar, que por eso los artistas se mueren de hambre, que por eso no hay cultura en nuestro país, entre un montón de ladridos con fundamentos falaces. Y culpan del fracaso de su carrera artística a la piratería, demonizando las tecnologías de la información como Internet mismo y los medios de almacenamiento digitales, proponiendo (o mejor dicho tratando de imponer) un impuesto a estos a modo de compensación.
Noticia de última hora, Quique Neira y compañía, yo NO consumo tu horrible música, literatura o cine que provenga de tu drogadicto cerebro o el de tus secuaces. Y la gran mayoría de la ciudadanía tampoco lo consume, es cosa de escuchar qué es lo que suena en las radios. Todo lo que yo consumo de cultura proviene por encima del Trópico de Cáncer (espero que hayas retenido algo de geografía en tu marihuaneado cráneo), de modo que no eres precisamente tú ni tus camaradas de la SCD los que deberían recibir esa supuesta compensación.
¿De quién es la culpa de que no tengas dinero para comprar cannabis ni ron? TUYA. Si quieres dinero pártete el culo sacando nuevos discos y tocando en giras, porque los contribuyentes que SÍ trabajamos no estamos dispuestos a que seas una lamprea de la sociedad, ni pagaremos un seguro vitalicio para el beneficio de tu dealer ni de tu botillería local.
Si me gusta un juego lo voy a descargar para probarlo. Si me pierdo una película en el cine la veré online. Si me dedican un tema (<3) lo voy a descargar, y no tengo por qué ir a la disquería y comprar el disco completo. Y si algún contenido me gusta de seguro lo compraré en su formato original para tener soporte completo y derechos sobre el producto que acabo de comprar. Si compro un disco lo primero que haré será respaldarlo en MP3 para escucharlo en mi reproductor y compartir las canciones con quien se me dé la regalada gana, mal que mal yo lo compré, es mío y puedo hacer lo que yo quiera (siempre que NO venda esos mp3, películas, juegos o cualquier contenido, ahí ya sería pirata).
Aquí en casa pagamos cerca de $40.000 por un servicio que deja mucho que desear, y que la misma compañía espera que no aprovechemos al máximo. Pues bien, si quieren seguir cobrándome por ver infomerciales y contenidos mediocres, entonces yo aprovecharé el anexo de su servicio de comunicaciones que es Internet, y sí que lo aprovecharé, y tú que estás en una situación similar también deberías aprovecharlo, estás en todo tu derecho, ¡estás pagando mes a mes por VER COMERCIALES! Y eso, estimad@ lector@ simplemente no tiene nombre.
Ahora si no tienes TV cable contratado, cagaste =P