El día de mi profesión

Hoy es San Jerónimo, el disque patrono de nuestra profesión. Supuestamente murió mártir por creer en su trabajo y rechazar al clero y/o autoridad de la época. Bueno, en la era de la inquisición los curas asesinaban a las personas calificándolas de herejes casi por cualquier cosa. Afortunadamente hoy somos nosotros quienes condenamos a un clero pedófilo, cruel y abusador.

En las noticias, por ejemplo, ví el caso de una joven tenista musulmana, y claro, estos fanáticos condenan cualquier cosa que no aparezca en su absurdo libraco. La amenazan de muerte por jugar en faldita y polera piqué. Cómo no va a ser lo más ridículo que haya escuchado la historia de la humanidad moderna. Nuevamente es otro ejemplo con el cual condeno la religión del hombre en general, la cual demuestra el lado más oscuro del ser humano: la intolerancia y el odio porque sí.

Por eso soy algo renuente a tener un patrono en nuestra profesión. Quizás sea algo simpático desde el punto de vista antropológico, pero los verdaderos mártires se ubican en la actualidad, cuando te pagan una miseria por muchísimo trabajo o simplemente no te pagan. Lo menciono porque lamentablemente lo he vivido en carne propia y conozco algunos casos entre mis estimados colegas.

Dios es demasiado grande, ve la injusticia y el mal obrar de sus disque "siervos". Tal vez yo no vaya al cielo, o no resucite, o vuelva a mi rueda kármica, o incluso quizás reencarne en algún insecto. Pero sé que mi suerte no será peor que la de toda esta gente despreciable que trata de imponer su perspectiva o sistema sobre toda la humanidad. Aún quedamos espíritus libres (y no libertinos, como algunos quieren hacer creer), y si puedo entregar un mensaje de reflexión a través de este medio, pues, me sentiré satisfecho de haber compartido un pensamiento libre de ideología alguna, excepto de cualquiera que pudiera surgir dentro de ustedes mismos.