domingo, 22 de junio de 2008

Crónica de dos cirugías

Nunca fui fanático de ir al médico. Cada vez que tenía que ir sabía que me dirían que debía realizarme una serie de exámenes, que me costarían su buena plata perfectamente desperdiciable en otros artículos o servicios como aparatos tecnológicos, películas, insumos computacionales, restaurantes, juguetes de colección, etc.

Después de intensos dolores al estómago, fui al doctor, ingenuamente pensando que no se trataría más que de algo nervioso y que volvería a casa con una simple receta médica a mi rutina de siempre.

Pero no, tendría que hacerme exámenes, provistos obviamente por la misma empresa de gastroenterología. Las dolencias físicas ciertamente que son una fuente gigante de lucro para el sistema privado de salud. Quizás por eso sea la razón que la medicina se mueve a grandes pero pocos pasos, mientras que las tecnologías de la información duplican su capacidad prácticamente mes a mes.

Las conclusiones de los resultados no se hicieron esperar. A pesar de tener una química corporal relativamente saludable, mi vesícula biliar estaba enferma, causando agudos dolores que no me dejaban dormir por las noches, afectando notoriamente mi desempeño laboral y mi actitud personal. La solución: cirugía inmediata para la extirpación del malogrado órgano.

Recibir una noticia así, sin anestesia y solo es complicado. Aunque uno aparenta cierta tranquilidad, por dentro es como una explosión de sentimientos: primero entras en schock, luego imaginas cómo lo tomaran tu familia, amigos, en el trabajo. Luego imaginas lo que tendrás que desembolsar por el "servicio", para luego sobrellevar un gigantesco sentimiento de culpa por no haber cuidado de mí mismo y, finalmente, caer en depresión por todo lo anterior.

Una cirugía no es algo menor, por lo tanto decidí acudir a una segunda opinión. Por suerte esta vez me tocó un doctor más humano, no tan parco ni con el símbolo del Euro en sus ojos. Bien, gracias a este doctor tendré un "paquete vacacional" de tres días más una extensión de dichas vacaciones en casa por 12 días a contar de mañana lunes a las 10:00 AM.

Si bien todo esto ha sido un riesgo calculado y estoy listo para todo en este momento, no pensé que estaría enfrentando un segundo tipo de operación. Un cáncer crónico en mi corazón que en gran modo también estaba directamente ligado con mis dolores abdominales.

La única manera de acabar con ese cáncer y el dolor y daño que estaba provocando era una extirpación inmediata. Los resultados de "estos exámenes" estaban fuera de discusión, había que operar sí o sí, y nadie más que yo podía llevar a cabo dicha extirpación...

Por lo general, este tipo de cirugías no llevan anestesia, y el dolor que conllevan puede volverse insoportable, pero cuando la herida sana y la cicatriz se cierra, con mucho tiempo, paciencia, autodisciplina y los cuidados de la gente que se realmente se preocupa por ti, entonces todo vuelve a ser como antes. Te vuelves más sabio y perspicaz, porque serás capaz de identificar otro quiste, úlcera o tumor maligno justo a tiempo antes de que las cosas se vuelvan agónicamente más dolorosas.

Como siempre me ha dicho mi amiga Gisella, "uno nació solito y se morirá solito". Y es verdad, habrá ocasiones (como ésta, por ejemplo) en que estaremos solos afrontando adversidades, pero también sintiendo satisfacciones que sólo uno mismo puede comprender. Por ejemplo, me siento orgulloso de tener un blog donde el 99% de su contenido no ha nacido de un "copiar/pegar", me da una tremenda satisfacción saber hilar más de dos oraciones con una excelente ortografía, a diferencia de millares de analafabetos idiotizados e iletrados que lo único que saben escribir y lo que les da su desnutrido cerebro es un "Sin nada que decir, pozteeeeennn"... Por favor, menos Fotolog y más libros. ¿Y necesito a alguien que esté orgulloso de mis escritos? Pues no. Con sólo caer en un basurero web de ese tipo es suficiente para mí para saber que mi educación media y universitaria si ha rendido sus frutos.

Mención se llevan mis padres y mis jefes, que me han apoyado en todo este proceso de la "primera" cirugía, y mención honrosa para mi propia psiquis, porque no hay mejor amigo, compañero, consejero y guardián que uno mismo.

Gracias a todos mis amigos que se han ido enterando de mi situación y que me han enviado toda su buena energía. Mañana la necesitaré mas que nunca.

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