domingo, 16 de octubre de 2022

Tiempo para mí

 

La última vez que tomé vacaciones fue a principios de marzo, cuando ya todos venían de vuelta de las suyas. Para mí no era gran tema ya que todos los fines de semana del verano tenía a mi disposición la piscina de la casa, y marzo seguía siendo caluroso para un delicioso chapuzón por las tardes. Al tener 3 semanas de vacaciones la gente con quien trabajo usualmente se toma dos en la temporada estival y guarda una para el invierno. Esto lo hacen para coincidir con las vacaciones escolares de sus hijos. No obstante me parece una buena idea tener un descanso a mitad de año.
 
Y vaya que necesitaba algo así.

Si bien el trabajo que hago no requiere mayor ciencia, conocimiento o talento, sí está condicionado a un alto nivel de estrés proveniente del constante aumento de requerimientos por parte de gerencia y por el contacto cotidiano con clientela que no compra los montos que nos solicita la jefatura, añadiendo además eventuales malas actitudes que poco y nada tienen que ver con uno. Junto con un horario que poco tiempo libre deja al personal, esta combinación de factores por lo general lleva a los trabajadores a solicitar licencias médicas, tanto válidas como fraudulentas, sumando así un nuevo factor de estrés: sobrecargar a quienes se quedan trabajando.

Reconozco que muchas veces me he visto en la tentación de yo mismo solicitar una licencia psicológica o psiquiátrica porque existen muchas situaciones que me tienen al borde del burnout. Mi licencia ciertamente sería válida, no inventada como muchas de las que tengo conocimiento. El tema es que por políticas de la empresa podría terminar trabajando en un local distinto al actual por "necesidades de la empresa". Obvio, si falta personal en un lado y sobra en otro moverán a los trabajadores cuales piezas en un tablero de ajedrez. De todos modos existe la posibilidad de movimiento aún estando trabajando, pero las posibilidades son menores, y de hecho me pasó por circunstancias ajenas a mí. Por suerte la persona que provocó eso le llega constantemente su karma por PENCA, como se dice folclóricamente.

Acabo de tener una semana completa de vacaciones que anhelaba con desesperación. No hice nada en especial más que salir de ompras una vez, y quyedarme en casa viendo series, películas, jugando juegos de computador y disfrutando de mis amados pasatiempos en general, como la fotografía de mis colecciones jugueteras. Traté de no decirle a nadie que tendría vacaciones porque no falta la persona que pretende secuestrar tu tiempo libre con tal de conseguir algo, usualmente un favor o servirle de terapeuta gratuito.

Me encantaría unas vacaciones tradicionales, ir a un lugar diferente, con la menor cantidad de gente posible alrededor. Pero la economía producto de un inepto desgobierno no lo permite en la actualidad. Al menos pude evitar el contacto con la gente habitual que suele drenarme emocionalmente, y admito que la idea de volver a trabajar me revuelve el estómago. Quisiera unas vacaciones más largas, acá en casa, tranquilo, sin saber de amistades ni parentelas para variar un poco.