sábado, 29 de abril de 2006

Libre del yugo académico

Finalmente no aguanté más el ninguneo del serpentario donde trabajaba y ayer presenté mi renuncia.

Le planteé a mi jefa (perdón, EX jefa) que me descolgaría de la asignatura hasta que me pagaran por el trabajo que he estado haciendo, y como mujer insegura que es al tiro comenzó a descalificarme y a tirar por tierra todos los elogios que recibí (merecidamente) por mis labores desempeñadas durante 3 años. En vez de apoyarme en la única vez que se lo he pedido abiertamente, solamente se desesperó por todo el trabajo que tendría que hacer ella sola, incluyendo las labores tediosas que solía hacer yo. La muy desgraciada se atrevió a llamarme desleal por haber levantado la voz y haber tomado medidas por mi derecho a un trato administrativo digno, cuando durante todo este tiempo me había puesto la camiseta por ella y la hipócrita institución en la cual prestaba mis servicios.

Me parece tremendamente injusto que me haya tratado así, mal que mal ninguna de las señoras se quedaría callada si por un error el sistema les estuviera cortando la mitad de sus honorarios. Nadie trabaja gratis, sólo los esclavos, y la esclavitud se abolió en Chile hace mucho tiempo.

En fin, ya tengo planes y pendientes a corto plazo, y espero que la próxima vez sea capaz de escoger a un buen empleador, quien deberá ser ojalá un varón, con el cual tenga más posibilidades (sin ánimo de ofender a nadie) de verdaderamente razonar, sin llegar a gritos, llantos o descalificaciones.

(Gracias a todos los que me ayudaron a tomar una de las mejores desiciones de mi vida, incluyéndote a ti, cuyo apoyo me mantuvo cuerdo y protegido todo el tiempo)

lunes, 24 de abril de 2006

Un reencuentro especial

Hoy me dirigía a la u, a realizar mis actividades habituales (sin ganas, por cierto) cuando de pronto alguien me llama por mi nombre justo en la esquina donde iba a cruzar. Una muy buena amiga y colega de la u,***** ******** *******, estaba parada justo a mi lado y yo, entre mi nube negra, no me había percatado de su presencia. En una conversación que tuvimos a la rápida quedamos de juntarnos en la tarde de hoy.

Reconozco que llegué un pelín tarde pero nada grave a nuestra cita. Después de saludarnos como corresponde a dos amigos que no se han visto en años (sí, tres años, jejeje) empezamos a contarnos la vida. Ella ha estado trabajando en Rancagua, pero no le ha ido bien, ha pasado por problemas similares a los míos. Creo que el tener jefes incompetentes es una constante que se da en todas partes. Incluso le han hecho tanto daño que ha necesitado ayuda profesional. Al parecer la injusticia circula en la sangre de mucha gente descriteriada.

Pero es cierto, llega un punto en el cual uno no aguanta más y no empieza a filtrar, como me está pasando a mí en este momento, ya me importa un comino con quién esté tratando, sea una secretaria sacadora de vuelta o un mito urbano llamado rector. No lo niego, lo disfruto, total ya no tengo mayor interés de hacer carrera en una institución preocupada más bien de acumular riquezas para los llamados "eventos sociales" que del apoyo a la formación de alumnos y académicos. A ella le pasa lo mismo, ya no tiene interés. Quiere trabajar en lo suyo, hacer su trabajo, pero no en ese ambiente. A mí me pasa igual. El veneno de ciertas víboras y la leche agria de algunas vacas viejas ya me están empezando a dar escozor.

Qué manera de pelar, creo que fue una gran catarsis el hecho de tener una zona común de la cual poder hablar y despotricar a gusto. Sinceramente creo que fue una excelente terapia para ambos. Me dio mucho gusto haber tenido la oportunidad de hablar con ella.

(Este posteo fue llevado a ustedes gracias al patrocinio, una riquísima once en el café ****** y el alto auspicio de Empresas Caco-chan... gracias amiga, fue muy grato compartir contigo)

sábado, 22 de abril de 2006

Otoño primaveral

A principios de esta semana nuestra región sufrió la embestida de una brusca baja de temperatura, por lo cual pensé que al fin había llegado mi clima favorito: el frío otoñal. Incluso llovió suavemente hace un par de días y creí que al fin era oficial, creí que el caluroso verano había quedado atrás...

Pero no. Después de la noche de lluvia amaneció despejado y caluroso, condición que se ha mantenido hasta el día de hoy, así que creo que tendré que lavar mi frazada para aprovechar el día en algo productivo. Debo hacer una traducción pero no tengo ni una sola gana de hacerla con este tiempo abrasador... bueno, es una exageración, pero detesto el calor.

Aparte de eso he pensado mucho en dejar el pseudoempleo que tengo en la universidad. Me harté de viejas víboras, me harté de viejas incompetentes, me harté de viejas sinverguenzas, me harté de viejas fanfarronas y engreídas. Sé que mi verdadero rumbo no se encuentra allí. Y a pesar de las profecías optimistas de algunos de mis compañeros de que al final sería yo quien quedaría al mando del ILCL cuando se murieran una por una estas vetustas, creo que no será así. El próximo semestre se ve incierto, pero prefiero conseguir una pega com vendedor, en un call center o algo. El asunto es ganar plata (en lo posible dentro de los límites de la ley vigente), sea en lo mío o no. Mis sueños y esperanzas no se van a chingar debido a la mala voluntad de un par de viejas mal cu**ás.

Ayer recibí unos huevitos de chocolate que el conejo de Pascua me había dejado en otra casa, y aunque me dan muchas ganas no me los quiero comer, ojalá pudiera guardarlos todos de recuerdo, como una cereza carbonizada de un rico pan de Pascua que comí en Diciembre, ¡jeje! aún la tengo.

martes, 11 de abril de 2006

Reporte sobre marzo

Contra mis espectativas, sobreviví marzo. Las clases, las coordinaciones (y descoordinaciones) en la jefatura de carrera, las inscripciones de ramos y los pobres pasteles que no sabían que asignaturas debían tomar, presiones internas y externas. De verdad pensé que en algún momento iba a estallar y se me saldrían los sesos por los oídos, y con algo de suerte los desparramaría sobre la gente que me hace rabiar (especialmente una despelotada directora y la bruja inepta de su secretaria).

Cabe destacar que en lo personal puertas afuera todo ha estado de maravilla. Igual hay algunos aspectos que me dejan marcando ocupado, razón por la que me gustaría leer la mente, no todo el tiempo, sino en algunas ocasiones específicas. A decir verdad, hay muchas cosas que me siguen desconcertando, pero también hay otro montón que he ido aprendiendo y superando con el aprendizaje. No hay mejor universidad que la experiencia empírica.

Lamentablemente existe algo que no he podido superar en casi 25 años, y es decir "está bien" cuando en realidad quiero expresar un rotundo "NO". Me he metido en cada lío, de los cuales logro salir... generalmente. Pero ya no quiero, no quiero estudiar algo por obligación, ni asistir a una reunión por obligación, ni participar en un proyecto por obligación, ya no quiero. A pesar de ser tan joven sé lo que me conviene y lo que no.

Un ejemplo de aquello fue cuando mi jefa trató de meterme a la fuerza ramos de magíster, cuyos créditos no eran seguros y cuyo financiamiento saldría de mi bolsillo, sin apoyo alguno de la universidad. Así es, el ILCL NO APOYA A SUS DOCENTES A MENOS QUE HAYAN ESTUDIADO UN POSTGRADO EN SUS MISMAS AULAS. Definitivamente, si alguna vez llego a estudiar un magíster, diplomado o lo que sea no será para enriquecer sus arcas. Al final, después de la primera y última de las aburrídisimas clases de psicolingüística (creo) me armé de muco valor y le dije a mi jefa que no me matricularía en el curso. Al principio lo tomó bien, no hizo mayor comentario, pero como toda mujer me lo sacó en cara durante los dos meses siguientes. Lo más gracioso es que este año ella misma se puso en mi lugar cuando ingresó al doctorado de literatura, y también debe haber sentido la gran decepción de haberse sentido apoyada en un principio y luego estafada cuando le llevaron la boleta de más de medio millón de pesos que tendría que cancelar para tener el derecho de ir a clases... los viernes por la tarde-noche (¡qué fome! ^_^U).

Los fines de semana tampoco han sido tranquilos. El hecho de vivir en la llamada "zona patrimonial" significa que cada día tenemos por vecinos a más barecillos y cafetines, con sus bulliciosos clientes importados de la capital o el extranjero que pagan dos dólares por 100 cc de café nacional instantáneo. La medianoche del viernes se escuchó una aburridísima pero bulliciosa "batucada andina", si se le puede describir así, y por supuesto todos los vagos quienes los seguían gozaban como si fuera lo más genial que hubiesen visto en la vida, claro, seguro que la mayoría de ellos estaba ebrio, drogado o ambos... en fin ¡qué aguafiestas! ¡jajajajaja! Igual los pinches cabrones no me dejaron dormir un buen rato. CERO TALENTO, por cierto.

En fin, aunque mi naturaleza pacífica me lleva por el buen camino (además del tai-chi), a veces quisiera gritar con todas mis fuerzas una que otra palabrota de grueso calibre... pero en el medio del campo, en una playa vacía o en la cima de un cerro. Lo más cercano que he estado de un momento así ha sido gruñiendo a solas en el ascensor del edificio donde (por lo general) trabajo... con frecuencia se trata de un gruñido corto y sordo, como el de un oso, entre el piso 5 y el 9, jejeje.

Este marzo ha sido de los peores, y la esperanza de un porvenir mejor a veces tiende a disiparse, pero me agarro firmemente a ella. Además, los breves momentos en mi "oasis" personal me renueva la energía vital que necesito para levantarme cada mañana, sin ese lugar especial estaría perdido. Bueno, este mes me ha dejado varias lecciones, y creo que me he hecho más sabio. Sólo espero poder aplicar lo aprendido.

jueves, 6 de abril de 2006

Aviso

No he podido publicar últimamente porque Blogger simplemente no me deja y ha sido bastante frustrante. Por lo que he sabido no es un problema que me afecte sólo a mí, así que esperaré a ver qué pasa y si no, tendre que postear en mi otro blog, aunque no quería porque quería dejarlo como un blog más serio, pero bueno.