miércoles, 6 de enero de 2016

Micro cuento de verano

En un día de mucho calor como hoy te subes a la micro, caldeada como el mismísimo infierno, milagrosamente encuentras un asiento justo al lado de una ventanilla que, al igual que nuestra disfuncional nación, está descompuesta . Tu instinto es abrirla lo antes posible, de modo que te incorporas y descubres que está trabada, muy trabada, trabadísima. De tu desesperación térmica sacas fuerzas sobrehumanas y logras abrirla. 

Con una sonrisa de satisfacción vuelves a tu asiento, sintiendo la débil brisa que refresca tu frente, haciéndote la idea de que tu viaje tendrá al menos un atisbo de alivio. No pasan ni tres segundos y escuchas la voz de una señora de mediana edad, sentada justo atrás de ti, que te dice con una voz rogona "Joven, puede cerrar la ventana por favor, es que entra mucho frío..." La miras, sientes que te tirita un párpado... ¡HACE MIL GRADOS CENTÍGRADOS ALLÁ AFUERA Y LA VIEJA DE MIERDA TIENE FRÍO! 

De pronto pasa por tu mente que tu nombre se convierte en trending topic por un violento y sangriento femicidio, pero luego recuerdas que la agitación física por dicho crimen provocaría más calor en tu organismo, de modo que la miras con una sonrisa burlona a la vez que frunces el ceño y respondes un rotundo "NO". Vuelves a sentarte, girando, mientras que por la comisura del ojo ves a la mujer estupefacta. 

Con la vista al frente, y el orgullo de no haber sido otro chileno más que cae en la persuación de la culpa católica, te pones los audífonos y disfrutas de tu música que dista mucho del tercermundista reguetón, ranchera o bachata que suena en la radio del transporte público. 

(Un micro cuento psicópata de verano)

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